TERRASSA POR LOS DERECHOS CIVILES
Y LAS LIBERTADES DEMOCRÁTICAS
A raíz de la
huelga del 29 de marzo hemos podido ver un incremento de las prácticas
represivas, pero ya antes habíamos vivido una preparación del terreno,
expresada en los intentos de desprestigiar mediáticamente a los participantes
en las acampadas del 15-M o en intervenciones policiales desmesuradas como las
de la plaza de Catalunya en Barcelona o en las protestas estudiantiles contra
el Plano Bolonia de hace unos años o las de Valencia o las de la huelga del
29-S, que no responden a un crecimiento de los incidentes en las protestas,
sino a una estrategia deliberada que pretende criminalizar y atemorizar a los
que disienten.
Todo esto forma
parte de una estrategia que persigue debilitar la respuesta popular y ciudadana
a las medidas que se van tomando mediante:
1. La
criminalización o la deslegitimación de las protestas, la reducción de los
espacios de libertad y la asimilación de la democracia con el simple
derecho al voto.
2. El atemorizar
a la población, creando la sensación de que asistir a movilizaciones de todo
tipos es peligroso, que es posible sufrir la represión incluso por asistir a
actos legítimos.
3. La represión
que sufrimos ha sido pensada, organizada, sistematizada y programada, desde el
poder político con el objetivo de generar alarma social y garantizar un espacio
de impunidad represiva. El uso antidemocrático de la prisión preventiva para
estudiantes o sindicalistas, así como la publicación en internet de fotografías
de personas inocentes, muestran el proceso que vivimos de aniquilación de las libertades
y derechos.
4. La
información sobre el ejercicio de los derechos civiles (reunión,
concentraciones, manifestaciones, vagas...) no la dan los organismo adecuados,
sino la Consejería de Interior y convierten la lucha por los derechos
laborales, sociales o nacionales en un problema de orden público, como sucedía
en la época de la dictadura franquista.
Aun así, las
acciones represivas no se limitan a la violencia física, también se manifiestan
con ataques en los ámbitos jurídico, mediático e ideológico. Nos encontramos,
por ejemplo, con propuestas de modificaciones legales que tienden a convertir
en delito multitud de formas de protesta hasta ahora consideradas legítimas y
que llegan a concreciones de dudosa legalidad, como por ejemplo la que las organizaciones
convocantes de actos de protesta sean responsables de los comportamientos
individuales del suyos afiliados.
Por otro lado,
desde los medios de comunicación mayoritariamente al servicio del poder
económico, resulta habitual la omisión de ciertas informaciones o la
manipulación y tergiversación de otras. Se trabaja con estrategias como la de
presentar las personas indignadas por las agresiones económicas y sociales como
personas indisciplinadas, perezosas, irresponsables, fracasadas o inadaptados,
que se quejan por «vicio» o por carencia de civismo; o la de procurar crear y
alimentar las fracturas sociales, para enfrentar así inmigrantes con
autóctonos, asalariados con desempleados, funcionarios con contratados,
enseñantes con familias, sanitarios con usuarios, entre otras.
En el terreno
ideológico se busca la justificación de la represión, por ejemplo, cuando se
imbuye la idea a la gente que las libertades democráticas, conseguidas durante
años de lucha, y los derechos humanos, sociales y laborales no son inalienables
e inherentes a toda persona o grupo social, sino unas concesiones hechas de
manera graciosa por los que ejercen el poder y que, por lo tanto, los pueden
recortar según su conveniencia.
Bajo el
neoliberalismo, el capitalismo del nuestras días, el Estado permite una
absoluta libertad a los individuos de las clases dominantes para enriquecerse
sin límites y, en teoría, todo el mundo debería salir beneficiado, pero la
crisis que estamos sufriendo ha hundido esta gran mentira: el enriquecimiento
de los privilegiados comporta la desregularización económica, la destrucción de
los servicios públicos, la desaparición de las ayudas sociales y, en
consecuencia, la precarización y la desprotección de las clases populares.
Los gestores de
las políticas neoliberales más próximos a nosotros desarrollan estas
estrategias en la línea que se impone globalmente, esto supone la destrucción
de las conquistas sociales conseguidas históricamente. Como que son conscientes
de que las medidas que están tomando comportan un incremento de las
manifestaciones y las acciones de rechazo, están dispuestos a utilizar todas
las formas de represión posibles, y en el grado que haga falta, para
debilitarlas o destruirlas limitando la democracia formal, el ejercicio
de las libertades y no respetando los derechos humanos y sociales. Ante esta
situación, resulta evidente que es imprescindible la lucha por el desempeño de
los derechos, las libertades y las garantías jurídicas fundamentales que recoge
la legislación vigente y las declaraciones internacionales. También es
necesario luchar contra las agresiones a los derechos laborales y sociales y
por la plena igualdad de los derechos y oportunidades del todos los seres
humanos, sin distinción, de origen, género o ideología.
Los movimientos
sociales y las organizaciones políticas, sindicales, sociales y culturales que
firmamos este manifiesto nos comprometemos a trabajar de manera conjunta en el
ámbito de Terrassa para defender los derechos civiles y las libertades
democráticas, y apoyar a todas las iniciativas parecidas que se produzcan a diferentes
territorios. Hacemos un llamamiento a todo el pueblo de Terrassa para que
participe activamente en esta lucha, puesto que sólo una movilización social
amplia y permanente puede invertir la situación actual de recorte de los
derechos democráticos, criminalización de sectores enteros de la población por
ejercerlos y aplicación de políticas económicas que destruyen nuestra sociedad.
Sindicatos: CCOO, UGT, CGT...
Partidos políticos: ICV, EUiA, ERC, CUP...
Movimientos sociales y culturales: Col·lectiu Kaosenlared, Grup d'Opinió d'Amics de les Arts, Cultura 15M Terrassa, Alerta Solidària, Terrassa Respon, Acció Autònoma, Solidaritat Antirepressiva de Terrassa, Assemblea de Joves de Terrassa- Arran, Associació Espai Democràtic Intercultural...
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