lunes, 12 de mayo de 2014

EL ANARQUISMO COMO CATAPULTA: ENTREVISTA CON TOMÁS IBÁÑEZ





La memoria viva no nació para ancla. Tiene, más bien, vocación de catapulta”, dice Eduardo Galeano. No convierte el pasado en un modelo que exige repetición, ni nos aplasta bajo el peso de referencias en las que debemos reconocernos obligadamente, sino que más bien acompaña e inspira las búsquedas del presente.

La vida de Tomás Ibáñez está marcada por el anarquismo desde su infancia: hijo del exilio libertario en Francia, participó en los años 60 en los circuitos estudiantiles anarquistas cuando aún casi nadie en el campo del antagonismo se atrevía a cuestionar la hegemonía del Partido Comunista. En mayo del 68, integrado en el Movimiento 22 de Marzo junto a compañeros anarquistas como Daniel Cohn-Bendit o Jean-Pierre Duteuil, se sumerge en la cotidianeidad de los acontecimientos hasta que es detenido el 10 de junio y confinado en destierro por su condición de refugiado político.

En 1973 volvió a España y participó en los fracasados intentos de reconstrucción de la CNT. Ha sido catedrático de Psicología Social en el Departament de Psicologia Social de la Universitat Autònoma de Barcelona hasta su jubilación en el año 2007. Es autor de numerosos libros y textos sobre anarquismo, ciencias humanas y, en especial, psicología social. 

Tomás Ibáñez trabaja desde hace años para que la historia de anarquismo sea memoria viva y no lengua muerta, catapulta y no ancla. Autor de referencia para las corrientes libertarias en España y el extranjero, ha enriquecido los planteamientos anarquistas básicos con las aportaciones del post-estructuralismo francés y, muy en concreto, de Michel Foucault (no sin escándalo de los "guardianes del templo" anarquista). Co-fundador de la revista Archipiélago, en la que trabajamos juntos durante varios años, acaba de publicar en la editorial Virus Anarquismo es movimiento, donde se explora la reactualización contemporánea de ideas y prácticas que algunos relegaron demasiado apresuradamente al museo de la Historia.

El virus anarquista 

 

Citas en el libro a Christian Ferrer: “el anarquismo no se enseña y tampoco se aprende por los libros, sino que se propaga por contagio, y el contagio las más de las veces es irreversible”. En tu caso ha sido así, es una historia de fidelidad que dura ya medio siglo. ¿Cuáles fueron tus primeros contactos-contagios con el anarquismo? Creo recordar que hay historias familiares de por medio, ¿es así?

Tomás Ibáñez. Sí, Amador, hay efectivamente historias familiares de por medio y eso explica que “los contactos” con el anarquismo fuesen muy precoces. En 1947 mi madre, activista de las juventudes libertarias de Zaragoza, pasó a Francia llevándome en brazos por una ruta pirenaica, y eso hizo que yo creciera en el cálido ambiente del exilio libertario. Era un ambiente por donde circulaba una multitud de nostálgicos, pero esperanzados, relatos de una lucha revolucionaria aún cercana, y donde la ayuda mutua nunca se hacía esperar. Obviamente, la sensibilidad de un niño no podía captar que ese ambiente también albergaba luchas fratricidas, rancios dogmatismos e inevitables miserias, con lo cual la huella que me dejó sólo podía ser positiva. Ese fue “el contacto”, sin embargo “el contagio” llegaría más tarde.

¿Cuándo, por dónde?

Tomás Ibáñez. Mi temprano activismo anarquista hubiera podido agotarse y extinguirse sin más, de no haber sido porque en el verano de 1963 arrastré mi saco de dormir hasta el campamento que organizaba cada año la FIJL (Federación Ibérica de Juventudes Libertarias). Fue una experiencia inolvidable que abrió de par en par las puertas, ya definitivamente, al virus del anarquismo. Autoorganización, vida en común, compañerismo, debates, sentimiento de vivir en otro planeta donde la igualdad y la libertad se habían hecho realidad, pero también rabia y lucha. Porque se daba la circunstancia de que la FIJL había emprendido recientemente un línea de hostigamiento frontal al franquismo y la ejecución a garrote vil de dos de sus militantes, Francisco Granado y Joaquín Delgado, que preparaban un atentado contra Franco, cayó en el campamento como una indignante y dolorosa noticia. Al recoger mi mochila y despedirme de mis compañeros, la idea de volver a la “normalidad” se me hizo insoportable, en el tren que me devolvía a casa miraba a los viajeros y me sentía como un absoluto extraño en un mundo que ya no era el mío.

Por supuesto, soporté esa “normalidad”, pero el sentimiento de que era intolerable nunca me abandonaría. Desde entonces estoy convencido de que lo que de verdad deja huella en las personas y las transforma en profundidad es su inmersión en un escenario de vida, de experiencias y de lucha que se construye en común y en unos espacios arrebatados a las reglas de la sociedad instituida.

 

La “A” dentro de un círculo: el origen desconocido de un símbolo


Luego te moviste en los circuitos del anarquismo estudiantil previo a Mayo del 68, ¿qué recuerdos te vienen de aquella época?

Tomás Ibáñez. Lo que evoca en mí, como un primer flash, es la imagen de un inacabable desierto. Durante mi primer año de universidad, en 1962 cerca de Marsella, me movía en el potente sindicalismo estudiantil de aquellos años sin conseguir dar con ningún otro estudiante libertario. Al año siguiente me trasladé a la universidad de París donde, al inicio del curso, unos estudiantes trotskistas me informaron, entre risas, que conocían “al otro” estudiante anarquista de la Sorbona y que podían ponernos en contacto.

A partir de ahí, pensando que siendo dos ya éramos invencibles removimos cielo y tierra hasta encontrar a otro par de compañeros… Y así nació en 1963 una exigua coordinación de estudiantes anarquistas parisinos que tenía nombre de mujer, LEA, que creció poco a poco y que atraería, algún tiempo más tarde, a estudiantes de la recién creada universidad de Nanterre, como Daniel Cohn-Bendit o Jean-Pierre Duteuil, quienes contribuirían a la creación del Movimiento 22 de Marzo que encendió la mecha de Mayo del 68.

¿Y qué hay de esa historia que te sitúa en el origen del símbolo anarquista por excelencia, la “A” dentro de un círculo?

Tomás Ibáñez. Es bien cierta, y es una historia muy sencilla. Al llegar a París me hice el propósito de ayudar al acercamiento entre los diversos grupos y tendencias en las que se fragmentaba el menguado movimiento anarquista, lo que me llevó a lanzar iniciativas de coordinación en los sectores más jóvenes. Se me ocurrió entonces que una forma de propiciar una confluencia consistía en hallar un denominador común que, al no pertenecer en exclusiva a ninguna de las organizaciones, pudiera constituir un punto de coincidencia. Se trataba también de multiplicar la presencia percibida del movimiento anarquista por el simple hecho de la repetida aparición de ese denominador común en las expresiones públicas (pasquines, pintadas, etc.) de los diferentes colectivos anarquistas.

Propuse esa idea en uno de los grupos a los que pertenecía, insistiendo en que debía ser un símbolo que fuese fácil y rápido de dibujar, y que pudiese evocar el anarquismo de forma suficientemente directa. La propuesta fue aceptada, nos lanzamos a una lluvia de ideas y a altas horas de la noche convenimos que una “A” en un círculo podía ser un buen logo. Fue así como, en abril de 1964, salía a toda plana en el nº 48 de nuestro boletín “Jeunes Libertaires”, la primera “A” en un círculo. Le acompañaba un editorial donde explicaba el sentido de la propuesta y en el que se invitaba a todos los grupos anarquistas a apropiarse ese símbolo.

Pero ojo, en realidad sólo habíamos creado una imagen y formulado una propuesta, no habíamos creado un símbolo. La A en un círculo sólo se convertiría en un símbolo del anarquismo mediante la acción de miles y miles de manos que la pintaron en las calles del mundo, se trata pues de una creación colectiva multitudinaria de la que nadie tiene la paternidad.

 

Mayo del 68: tecnologías, liderazgos y logros


Y de pronto Mayo del 68. Hablas de Mayo del 68 como un “regalo”. ¿Por qué un “regalo”? ¿Cuál fue el contenido del regalo? 

Tomás Ibáñez. Un auténtico regalo es algo que te ofrecen para darte placer, sin obligación y sin pedir nada a cambio. Si no lo esperas, si es una sorpresa y si te colma de satisfacción, el regalo aún se crece más en su condición de “auténtico” regalo. Eso fue para mí Mayo del 68. En lo inmediato, el contenido del regalo fue la oportunidad de vivir durante varias semanas un verdadero sueño, de presenciar unas escenas que usualmente sólo alcanzamos a ver cuándo los sueños nos transportan lejos de las realidades cotidianas. Y también consistió en demostrar, fácticamente, que aquello que, increíblemente, estaba ocurriendo era posible puesto que, precisamente, estaba ocurriendo.

Con posterioridad, el regalo consistió en dejar un recuerdo que sigue trasladando aquel periodo al presente como si el tiempo no existiese, sin alterar la intensidad de las vivencias que allí acontecieron. Y también consistió en arraigar el convencimiento de que si aquello había ocurrido podía volver a ocurrir, con otros matices, en otros contextos, pero con las mismas características básicas.

Me gustaría citar aquí la descripción de la vivencia de Mayo del 68 que hiciste en el número de Archipiélago que dedicamos a Mayo del 68:

[…] Estamos quizás en el momento álgido de Mayo, las vivencias fluyen de forma incontenible y las vuelco aquí de forma desordenada. Sentimiento de ser parte de una comunidad creada muy rápidamente pero atravesada por lazos muy intensos que, paradójicamente, parecen venir de antiguo, inserción en un "nosotros" formado por muchos desconocidos y sin embargo muy cercanos, muy cómplices, creación de nuevas relaciones sociales, nuevos amigos. Necesidad de estar siempre disponible, en cada instante, siempre en alerta, delante de un futuro inmediato que se va construyendo en el momento, sin predeterminaciones. Atrapados en un ritmo desenfrenado, vertiginoso, mezcla de exaltación y de agotamiento, impresión muy fuerte de estar haciendo historia, de ser protagonista, de estar teniendo efectos sobre la realidad, de estar constantemente confrontados a desarrollos imprevistos que superan a sus protagonistas, y, durante un tiempo, impresión de ir cada día a más, de acertar en las acciones emprendidas. Alegría y entusiasmo, un placer nacido de la propia acción en la que se esta inmerso. Deseo muy intenso de que aquello no acabara nunca. Impresión de que uno estaba haciendo colectivamente cosas que no se podían hacer y que eran impensables hasta ese momento. Impresión de estar desafiando lo establecido, el poder, lo intocable. Impresión de haber puesto la máquina "fuera de control", de haber lanzado un proceso de reacciones en cadena, imparable e imprevisible…

Un proceso de reacción en cadena, imparable e imprevisible, que detonaron los estudiantes pero que alcanzó enseguida al movimiento obrero, desembocando en pocos días en una huelga general masiva que paralizó durante un mes el país entero. La velocidad e intensidad de la comunicación entre distintos sujetos fue potentísima. Pero... ¿dónde estaba Twitter?

Tomás Ibáñez. Acontecimientos como los de Mayo del 68 se han producido en otros momentos de la historia, efervescencias populares que estallan de imprevisto y donde la gente “actúa por sí misma“ no han esperado al surgimiento de las nuevas tecnologías ni a la constitución de las redes sociales. Creo, eso sí, que en cada época esas efervescencias populares, a la vez destructivas y constructivas, han sabido apropiarse y utilizar las tecnologías existentes, la radio fue importante en Mayo del 68, y los talleres de serigrafía, entre otras cosas. Sin embargo, en todas esas situaciones de efervescencia creadora nada puede sustituir la copresencia física de las personas, los gestos, las voces, las miradas, las palabras, los roces.

También creo, como lo explico en mi libro, que las nuevas tecnologías y las redes sociales tienen unas características que fomentan el proceso de auto-organización de la gente en situaciones de efervescencia popular, pero no porque se usen con fines y resultados autorganizativos, sino simplemente porque propician confluencias masivas sin que exista una estructura previa, un plan preestablecido, una dirección que ordene y canalice las actividades.

Mientras que el primer 15M se caracterizó por el anonimato (ningún “rostro” en particular se convirtió en el símbolo de la protesta), hoy se da, en torno a las figuras (tan distintas) de Ada Colau o Pablo Iglesias, un debate sobre la necesidad o pertinencia de los liderazgos. Te quería preguntar tu opinión sobre el particular y sobre el “liderazgo” de Daniel Cohn-Bendit en Mayo del 68, el líder paradójico de un movimiento que se caracterizaba por su rechazo de la delegación y la representación. ¿Qué aportaba el lidererazgo de Cohn-Bendit y qué limitaba? 

Tomás Ibáñez. Los liderazgos siempre son tanto más peligrosos cuantos más carismáticos, y es innegable que todo el sistema actual concurre para instituir y potenciar liderazgos. En la sociedad del espectáculo los rostros venden, y también tranquilizan cuando sustituyen al anonimato de las efervescencias colectivas. Ciertamente, los liderazgos ayudan a visualizar los movimientos y a ampliar su presencia mediática pero el precio a pagar es altísimo. ¿Cuántos líderes aceptan volver al anonimato antes de que se agoten sus posibilidades de seguir siendo líder? Ada Colau constituye sin duda una grata excepción.

El liderazgo en movimientos basados en la democracia directa constituye una aberración. Daniel Cohn-Bendit tuvo, indiscutiblemente, un papel de líder, pero era un líder atípico, no pretendía “representar” al Movimiento del 22 de Marzo que, además, no tenía cargos ni ningún portavoz oficial permanente y que decidió auto disolverse al cabo de unos meses. Dany también era atípico porque participaba políticamente de la idea de que no debía haber líderes, lo que le situaba en una difícil posición qué chirriaba con sus convicciones y con las de sus compañeros. Su papel de líder suscitaba críticas internas y se tomaban medidas para cuestionar ese liderazgo, como por ejemplo convocar ruedas de prensa utilizando su nombre para que acudieran los medios, pero donde era otro compañero el que intervenía finalmente, explicando que Cohn-Bendit era un nombre colectivo (“todos somos Cohn-Bendit”) bajo el cual podía hablar cualquier miembro del 22 de Marzo.

En algún sitio dices que no tiene mucho sentido hablar de Mayo del 68 en términos de “éxito” o “fracaso”, ¿por qué?

Tomás Ibáñez. No se puede hablar de éxito o de fracaso porque esos términos sólo se aplican a acciones intencionadas y Mayo del 68 no fue un proyecto, ni se fraguó para alcanzar unos objetivos, fue un ”acontecimiento“ en todo el sentido de la palabra. Ahora bien, los acontecimientos suele tener efectos y producir cosas. Mayo del 68 fue un acontecimiento de cierta magnitud, objetivable en términos cuantitativos de participación popular o de duración, etc. Sin embargo, sus efectos, al igual que ese batir de alas de una mariposa en Australia que provoca una tormenta en Europa, fueron infinitamente superiores a su magnitud y aún se manifiestan al cabo de medio siglo. Sencillamente, Mayo del 68 cambió la cultura política, practicas incluidas, de la disidencia, por una parte, y muchos de los supuestos culturales de la sociedad por otra parte. En efecto, las actuales prácticas del antagonismo social popular enlazan en buena medida con las que alentó Mayo del 68 y el efecto que tuvo sobre los cambios culturales respecto de la identidad sexual, por ejemplo, son innegables.

Actualidad del anarquismo: transformar la sociedad sin tomar el poder

 

¿Qué puede aportar el anarquismo a los movimientos actuales?

Tomás Ibáñez. Una de las claves más interesantes que puede aportar a mi juicio es la relevancia de “lo prefigurativo” frente a la escisión entre medios y fines típica de la política clásica. Es un principio básico del anarquismo: no sacrificar ni supeditar los valores que se defienden en el presente a unas promesas que, por definición, siempre apuntan al futuro. En cualquier caso, ese futuro que se anhela debe estar “ya presente” en los pasos que se dan para construirlo, lo “prefigurativo” no significa otra cosa que esa necesaria presencia.

El anarquismo siempre ha propuesto una “revolución en el presente” que remite a la desconfianza hacia cualquier discurso que base su fuerza persuasiva en las promesas que ofrece y a la prevención hacia cualquier práctica que sólo se oriente a preparar el futuro. Su ética está atravesada de cabo a rabo por la exigencia de reducir al máximo la distancia entre lo que se dice y lo que se hace, o entre lo que se quiere ser y lo que se es.

Otra clave sería sustituir la idea de “toma del poder” por la de "transformación de la sociedad”. ¿Te parecen dos términos dicotómicos, vasos comunicantes?

Tomás Ibáñez. Una vieja idea anarquista dice que nunca se toma el poder, que el poder siempre te toma a tí tan pronto como crees haberlo tomado. Agustín García Calvo lo sintetizaba muy bien cuando declaraba que “el enemigo está inscrito en la forma misma de sus armas”, tomar sus armas es transformarse ya en el enemigo. Una de las lecciones básicas del anarquismo pasa por asentar la convicción de que quizás no haya camino, pero que, en cualquier caso, el camino del poder nunca puede ser el camino.

La idea de transformar la sociedad sin tomar el poder, que goza hoy de cierta popularidad, siempre ha inspirado al anarquismo y, claro, le ha puesto en la delicada situación de tener que conciliar el sensato posibilismo que exige mejorar lo mejorable o, también impedir lo peor, y el indispensable radicalismo que apunta hacia la incongruencia de comprometerse con aquello mismo que se cuestiona. La solución más satisfactoria siempre ha sido de tipo “indexical”, es decir, hacer una valoración en función de cada contexto particular, o, dicho de otra forma, no “escindir” radicalmente los valores de las situaciones en las que intervienen, lo que no significa, por supuesto, “supeditarlos” a las situaciones, cosa que nos haría vulnerables a la seducción ejercida por “los atajos del poder”.

Para terminar, Tomás, ¿no crees que muchas veces el anarquismo (como movimiento organizado, como ideología o como identidad) es el principal enemigo de las ideas/prácticas anarquistas?

Tomás Ibáñez. Yo no diría que “el principal enemigo”, hay muchos otros y mucho más letales, empezando por la represión, pero sí que el hecho que el anarquismo constituya unas organizaciones que reproducen inevitablemente las características, más o menos acentuadas según los casos, de todas las organizaciones (estructuras, luchas y apetencias de poder, tendencia a convertir la organización en un fin en sí mismo, patriotismo de organización, etc.), el hecho de que el discurso anarquista se petrifique en ideología y que el peso de la historia construya una identidad anarquista enquistada en un patrón fijo e inamovible, no sólo limita la proliferación del anarquismo encerrándolo en un gueto, sino que representa, además, cierto cuestionamiento de sus propias premisas.

Por eso es necesario actuar constantemente para que el anarquismo sea movimiento, para que sus aguas se mantengan siempre turbulentas y para que no se aparte nunca de una sensibilidad crítica dirigida, incluso, hacia sí mismo. Si de una cosa estoy seguro, y puede que sea la única, es que no hay anarquismo más genuino que aquel que está dispuesto a poner constantemente en peligro sus propios fundamentos volviendo hacia sí mismo la más irreverente de las miradas críticas.

Entrevista realizada por Amador Fernández-Savater

martes, 6 de mayo de 2014

ENTREVISTA A ERMENGOL GASSIOT, SECRETARI GENERAL DE LA CGT DE CATALUNYA


Ermengol Gasiot (al centre) davant l'Ajuntament de Terrassa l'any 2009


Com ja és tradició, hem arribat al primer de maig amb un imparable augment de l’atur i la pobresa a Catalunya, on ja són 95.100 les llars que no reben cap tipus d’ingrés. En aquest context, augmenta el nombre de vagues i la conflictivitat laboral mentre disminueix la filiació als sindicats majoritaris. Els Governs de CiU i el PP aprofiten per marejar una població esgotada davant les retallades assenyalant una suposada recuperació econòmica, i augmenta proporcionalment la repressió als moviments socials i les nombroses precàries. D’aquestes i altres qüestions ha conversat La Directa amb Ermengol Gassiot, professor “retallable” tal com es defineix— d’Arqueologia a la UAB i nou Secretari General de la CGT de Catalunya.

Existeixen escletxes per que calin discursos sobre una suposada recuperació econòmica en un context de continua destrucció de llocs de treball?
Si els Governs han impulsat aquest aparell propagandístic que porten des dels famosos brots verd per convèncer la gent de que les mesures de reforma laboral i ajust salvatge han tingut conseqüències positives, això vol dir que esperen que aquest discurs tingui un cert ressò, encara que sigui en el sentit de frenar una resposta contundent. Les dades de l’Enquesta de Població Activa ja fa temps que es venen repetint: una suposada reducció de l’atur però en un context també de reducció de l’afiliació a la Seguretat Social. I això és perquè hi ha gent que surt del sistema, perquè ni treballa ni rep l’atur, o simplement perquè se’n va a l’estranger. I aquesta campanya de disfressar la realitat pot tenir un cert ressò, sobre tot si compten amb la complicitat d’uns sindicats que han pactat amb els Governs de CiU i PP per continuar amb la pau social.

Les darreres dades reflecteixen un augment de la conflictivitat laboral, mentre que els sindicats majoritaris no paren de perdre afiliació. Aquesta represa de la pau social pot tenir alguna cosa a veure?
En una situació de conflicte qui porta les de guanyar li interessa reduir el conflicte, com va passar durant el franquisme. Avui dia els qui estan guanyant en la batalla de la retallada de drets els interessa fer-nos creure que està tot molt tranquil i que si vols lluitar en el teu lloc de treball estàs sol. Això va passar fins i tot durant el 15M, quan es deia que la gent sortia a les places mentre que no enfrontava el conflicte als centres de treball. Però la realitat és una altra, perquè les xifres de vagues i augment de la conflictivitat laboral en els darrers anys així ho demostren. Part de la batalla que tindrem en els propers mesos seran una batalla ideològica, en la qual nosaltres ens haurem de creure la força real que tenim. I en el moment en que ens ho creiem, que tremolin.

Com es pot vincular la lluita al lloc de treball amb la lluita social?
Hem d’alliberar l’acció sindical dels límits de l’empresa, ja que així també eliminem els límits que marca el fet de tenir un contracte formal en una empresa, i adquireix molta més importància un sindicalisme com a moviment social. Integrem moviment social i sindicalisme, d’una banda, portant els conflictes a fora i, de l’altra, fent que la capacitat de lluita a fora repercuteixi a dins. Aquesta és la millor manera també per integrar a la lluita les persones que han estat expulsades del món del treball.

I recuperar el suport mutu?
En el moment en que es prohibeixen les vagues per solidaritat, durant la construcció del model sindical a la transició, s’afebleix greument la lluita sindical. Es trenca la solidaritat i el suport mutu, que era la principal força que havia tingut el sindicalisme en aquelles dècades. Ara ens hem de començar a plantejar la recuperació del suport mutu per replantejar-nos el sindicalisme, recuperant així el sindicalisme que practicaven els nostres avis i que hem perdut pel camí.

Un dels reptes que us heu plantejat al darrer Congrés de la CGT de Catalunya és intentar organitzar les persones precàries, immigrants sense papers o treballadores de l’economia submergida. Això com es fa?
Una persona que se’n vagi a l’atur no ha de veure la seva capacitat d’acció sindical eliminada, i per això és tan important recuperar mecanismes de solidaritat. Es tracta d’utilitzar els mitjans que tenim per confluir amb els col·lectius socials. I això també pel que fa a un treballador o treballadora immigrant. Si no té papers, la seva capacitat de lluita serà la que serà, davant el perill que l’enviïn a un CIE, i no el podem obligar a fer el que nosaltres mateixos tampoc no faríem. Però podem defensar les seves condicions laborals exercint pressió social des de fora, fent “escraches” al patró, per exemple, i així també fem acció sindical. El paper de delegats i comitès d’empresa queda replantejat amb aquest tipus d’estratègies.

Què penseu fer davant l’augment de la repressió? Correu el risc de que us paralitzi com a sindicat?
Aquest és un tema que els moviments socials en general, i el sindical com una part d’aquests, ens haurem de replantejar. Bàsicament perquè si nosaltres optem per posar el conflicte sobre la taula, això vol dir que entrarem en conflicte amb la legislació. Segurament els límits els haurem de pensar en termes de l’eficàcia de la lluita que fem i no en termes del que es pot fer o no, i això comportarà haver d’afrontar situacions de repressió com ja venim fent. De totes formes, si el nostre objectiu es augmentar el conflicte haurem d’esquivar la repressió que ens impedeixi augmentar-lo.


Entrevista realitzada per Homera Rosetti publicada al setmanari Directa.

lunes, 5 de mayo de 2014

CARTA DE KROPOTKIN A LENIN (21/12/1920)


Respetable Vladimir Illich:

Ha aparecido la noticia, en los diarios Izvestia y Pravda, que da a conocer la decisión del gobierno soviético de tomar como rehenes a algunos miembros de los grupos de Savinkov y Cherkov del partido socialdemócrata, del centro táctico nacionalista de los guardias blancos, y a oficiales de Wrangel, para que, en caso de que sea cometido un intento de asesinato contra los líderes de los soviets, sean exterminados sin piedad tales rehenes.

¿Es que realmente no hay nadie cerca de usted que recuerde a sus camaradas y les persuada de que tales medidas representan un retorno al peor periodo de la Edad Media y de las guerras religiosas, y es totalmente decepcionante de gente que se ha echado a cuestas la creación de la sociedad en consonancia con los principios comunistas? Cualquier persona que ame el futuro del comunismo no puede lanzarse a lograrlo con tales medidas.

¿Es posible que nadie le haya explicado lo que realmente es un rehén? Un rehén es aprisionado no por castigo a algún crimen. Es detenido para chantajear al enemigo con su muerte. Si ustedes matan a uno de los nuestros, nosotros mataremos a uno de los suyos. Pero, ¿no es ésto la misma cosa que conducir al prisionero cada manana hasta el cadalso y regresarlo a la celda, diciéndole: Espera un poco más, todavía no?




¿Y no comprenden sus camaradas que ésto es equivalente a una restauración de la tortura para los rehenes y sus familias?

Espero que nadie me diga que la gente en el poder se interesa tan poco por las vidas. Hoy en día aún entre los reyes hay algunas personas que contemplan la posibilidad del asesinato como una ocupación azarosa. Y los revolucionarios, por su lado, asumen la responsabilidad de defenderse a sí mismos ante las Cortes que atentan contra su vida. Luisa Michel eligió este camino. O rechazan el juicio y son perseguidos, como Malatesta y Voltairine de Cleyre.

Aún los reyes y los papas han rechazado tan bárbaro método de autodefensa como lo es el de tomar rehenes. ¡Cómo pueden los apóstoles de una nueva vida, y los arquitectos de un nuevo orden social dotarse de tales medios de defensa contra sus enemigos! ¿Tendrá que considerarse ésto como un signo de que ustedes consideran su experimento comunista fallido y que no están salvando tanto a ese sistema tan querido para ustedes, sino salvándose ustedes mismos? ¿No se dan cuenta sus camaradas de que ustedes, comunistas, a pesar de los errores que hayan cometido están trabajando para el futuro, y que por lo mismo, no debían realizar su trabajo en forma tan cercana a lo que fue el terror primitivo? Ustedes deberían saber que precisamente estos actos, realizados por revolucionarios en el pasado, han hecho de las nuevas realizaciones comunistas algo tan difícil de lograr.

Pienso que deben tomar en cuenta que el futuro del comunismo es más precioso que sus propias vidas. Y me alegraría que con sus reflexiones renuncien a este tipo de medidas.

Con todo y estas muy serias deficiencias, la revolución de Octubre ha traído un enorme progreso. Ha demostrado que la revolución social no es imposible, cosa que la gente de Europa Occidental ya había empezado a pensar, y que, a pesar de sus defectos está trayendo algún progreso en dirección a la igualdad.

¿Por qué entonces golpear a la revolución empujándola a un camino que la lleva a su destrucción, sobre todo por defectos que no son inherentes al socialismo o al comunismo, sino que representa la sobrevivencia del viejo orden y de los antiguos efectos destructivos de la omnívora autoridad ilimitada?

Con camaradería y afecto.


Piotr Kropotkin

Dmitrov, 21 de diciembre de 1920

domingo, 4 de mayo de 2014

AIXÒ DE L'EDUCACIÓ FINANCERA, FORMA PART DE L'EDUCACIÓ QUE VOLEM?




A l'institut de secundària on treballo com a professor de filosofia i d'educació eticocívica, aquesta primavera tindran lloc uns tallers d'Educació Financera, promoguts per l'Institut d'Estudis Financers, en conveni amb el Departament d'Ensenyament. Aprofito que ja se'ns han anunciat les dates dels tallers, per fer pública la meva opinió al respecte en una carta oberta als meus companys, a la comunitat educativa i a qui es trobi concernit per l'educació, l'economia i la societat.

Clar i català: estic totalment en contra d'una iniciativa com aquesta. Se m'ha comentat que es va aixecar alguna veu crítica el dia del claustre en què es va anunciar la participació de l'institut; jo ara m'hi afegeixo, car aquell dia no hi vaig poder assistir.

L'EFEC (Educació Financera a les Escoles de Catalunya) és un programa promogut per una entitat privada: l'Institut d'Estudis Financers. Al seu patronat, a més del Departament d'Economia i Finances de la Generalitat de Catalunya hi trobem entitats com Banc Sabadell, Santander, BBVA, CatalunyaCaixa, Caixabank... Els tallers els imparteixen “voluntaris”: es tracta de treballadors en actiu o jubilats del món de les finances. La idea és que es vagi estenent a totes les escoles.

Què vol dir educació pública?


Quan ens hem mobilitzat professorat de l'institut, ho hem fet a favor de l'educació pública. Una de les crítiques que hem fet a la LOMQE i a la LEC és que va en el camí d'una privatització més o menys encoberta: consagra el sistema dual pública-concertada (incloent les escoles que segreguen per gènere), inclou la possibilitat de la participació de fundacions privades en els centres... No entenc, doncs, que puguem acceptar sense recances que una entitat privada amb interessos també privats molt clars agafi hores del centre per donar classes de finances. El programa EFEC el promou una entitat privada (l'Institut d'Estudis Financers), i al darrera hi poderossíssims interessos financers privats: les quatre grans entitats bancaries que operen a Catalunya (més la que ha fet llufa, CatalunyaCaixa). Per tant, ens trobem davant un inici de penetració de l'àmbit privat (amb interessos no estrictament educatius) a l'escola pública. Una punta de llança.

Retallades (a l'educació, a la sanitat, a...)

 

En segon lloc, no passa setmana que en algun moment o altre ens queixem de l'acumulació de feina, de les ràtios a classe, de la manca de professors substituts. Cal recordar que retallades i canvis laborals tenen en bona part el seu origen en el fet que ha augmentat el deute públic per tal de rescatar les “nostres” entitats financeres? Resulta que no hi ha diners per cobrir baixes, que cada curs escuren més l'assignació de professors al centre, però que sí que apareixen recursos per fer tallers d'educació financera!!! D'on provenen aquests recursos? D'unes entitats financeres o bé directament rescatades o bé beneficiades per la socialització de les pèrdues... al capdavall, doncs, dels diners de tots plegats!

En tercer lloc, ara que afortunadament es jubilen dos professors de l'institut, comentem entre nosaltres que segurament els que encara ens queda camí per endavant no ens jubilarem a la mateixa edat ni amb les mateixes condicions. I pensem si podrem aguantar, els anys que ens queden d'exercici de la professió, la pressió que augmenta i augmenta a les aules, en part perquè els nostres alumnes també es veuen afectats per una crisi generada per una economia financiaritzada (crisi de la qual les grans fortunes han sortit enfortides, en la qual les institucions financeres han sortit guanyant). I ara, d'alguna manera, a les nostres classes vénen a defensar implícitament l'endeutament, encara que sigui amb prudència i moderació (un dels tallers porta el títol “Endeutar-se amb seny”), i a donar l'aire de “normalitat” i “idoneïtat” a productes com els fons de pensions privats (un altre taller s'anomena “Finances per a la vida”). No és com deixar entrar un cavall de Troia? D'altra banda, ens hem parat a analitzar si aquests continguts són congruents amb els de la resta de currículums, pel que fa a valors?

Els “voluntaris”


En quart lloc, analitzem la figura dels “voluntaris”. És clar, es pot fer el paral·lelisme d'aquest tallers amb molts altres que es realitzen al centre (sexualitat, consum, seguretat vial, etc.) amb diferents especialistes (Mossos d'Esquadra i policia municipal inclosos). Al capdavall l'EFEC es nodreix de “voluntaris”. Ara bé, no crec que siguin casos equiparables, perquè aquí es tracta d'una entitat privada, darrera de la qual hi ha poderosos interessos privats, als quals els voluntaris (treballadors en actiu o jubilats del món financer) no gosaran posar en entredit. D'altra banda, el fet de pertànyer al món financer ja apunta a uns hàbits i maneres de pensar favorables a les entitats financeres. Finalment, són voluntaris, sí, però de quina causa humanitària?

En cinquè lloc, s''argumenta que amb aquest programa se segueix una recomanació d'organismes internacionals (OCDE i UE). Deixem de banda el debat sobre quins interessos acaben defensant molt sovint aquests organismes. Acceptem com a necessària una alfabetització financera. Per què no l'hauria de poder realitzar el professor d'economia del centre? Ha superat unes oposicions, pot respondre davant del Consell Escolar i de l'Administració, segueix un currículum democràticament establert, en definitiva, no respon a cap interès privat. (És clar, també caldria demanar immediatament que aquesta persona pogués tenir accés a una bona formació en el tema, si s'escau, no pagada de la seva butxaca, i que tot plegat no revertís en una jornada laboral encara més dispersa i atapeïda). Repeteixo: per què hem de deixar un tema tan candent a la nostra societat, en mans d'uns voluntaris que en darrer terme han de retre comptes sols a una entitat privada? A més a més, els tallers estan organitzats des d'un sol punt de vista: el dels que ofereixen els serveis financers i bancaris. No oblidem que els “voluntaris” són o han estat treballadors financers. I darrera l'Institut d'Estudis Financers hi ha les grans entitats bancàries que operen a Catalunya. I el punt de vista del client (o de l'afectat)? Per què no conviden també als advocats del Col·lectiu Ronda o als membres de la PAH, encara que sols sigui per tenir una altra veu? Que jo sàpiga, representants d'aquests sectors no han col·laborat en la confecció dels tallers.

Vull assenyalar, en definitiva, que si calgués complir amb la recomanació de l'OCDE i de l'UE, es podria fer sense trair el que ha de ser una educació pública, plural, i que aspiri a formar ciutadans crítics (i no consumidors controlats a través del deute) .

Aventuro que al darrera hi ha una operació de maquillatge i distorsió de la realitat. Prenem l'exemple de les Participacions Preferents: els directors de les oficines bancàries les van col·locar massivament o bé per desconeixement (i aleshores és manca de professionalitat) o bé amb total coneixement (i aleshores és un engany a consciència, vaja, una estafa). Aleshores, sembla que la solució que s'imposaria seria una bona formació (financera i ètica) dels professionals, i un control (fins i tot judicial) de les males pràctiques, oi? Doncs no! El que cal fer és que els alumnes de l'ESO tinguin coneixements financers! D'aquesta manera aconsegueixen desviar la nostra mirada del nus del problema. Cal fer com si el pes del problema fos de qui va ser enganyat, del client que no tenia prou “cultura financera”... I sobretot convé que els (futurs) ciutadans no pensin que una altra economia és possible.

Josep Ma Casasús Rodó
Professor de Filosofia de l'INS
Manolo Hugué de Caldes de Montbui

jueves, 1 de mayo de 2014

VIOLENCIA Y NO VIOLENCIA EN EL PENSAMIENTO DE MALATESTA



Mientras algunos de sus adversarios, en el campo de la izquierda, y concretamente los socialistas y comunistas, acusaron a veces a Malatesta de «tolstoiano», otros, más alevosos, desde la derecha, se esforzaron por presentarlo como feroz iconoclasta y predicador de la más ilimitada violencia.

A propósito de Malatesta, escribe Luigi Fabbri:

«Una vez, a cierto sectarismo frío que, a ejemplo de Torquemada, parecía dispuesto a sacrificar media humanidad para salvar, para la otra mitad, la árida fórmula de un principio, tuvo que decir: “iYo daría todos los principios por salvar a un hombre!”. Otra vez, contra un terrorismo que se cree revolucionario porque le parecen necesarias las ejecuciones en masa para el triunfo de la revolución, Malatesta exclamaba: “Si para vencer se debiese elevar la horca en las plazas, preferiré perder”. En julio de 1921, en su proceso de Milán, terminó sus declaraciones a los jurados con algunas palabras de dolor por la lucha feroz desencadenada en el país del fascismo, lucha “que repugnaba a todos y no beneficia a ninguna clase o partido”. Y en las tres ocasiones no faltaron los que acusaron a Malatesta de tolstoiano o cosa peor» (Malatesta p. 28-29).

Pero, poco más adelante, añade el mismo Fabbri:

«Una de las injusticias de que Malatesta fue víctima durante muchísimo tiempo, y que en 1919-1920 se agravó por todas las maldades y las ferocidades que el odio de clase suscitó entonces en contra suya, fue la leyenda que le describía como un promotor de desórdenes, como un teorizador del homicidio, como un violento en la propaganda y en los hechos, como un energúmeno sediento de sangre. Se encontrarán los rastros de ello no sólo en los periódicos conservadores, reaccionarios y policíacos, sino hasta en algún periódico de ideas avanzadas. Recuerdo, entre otros, un violento e innoble artículo contra Malatesta en L’lniciativa Republicana, de Roma, en el que se aseguraba que provocaba por capricho tumultos sangrientos, mientras era bien evidente que estos siempre eran provocados por la policía italiana con el deliberado propósito, sea de detener los progresos del movimiento revolucionario, sea de crear una ocasión propicia para desembarazarse de un modo u otro del temido agitador. El haber estado mezclado, desde 1870 en adelante, directa o indirectamente, en una cantidad de movimientos y tentativas revolucionarias e insurrecciones europeas, y junto a los informes fabulosos de las policías de todos los países, que el periodismo burgués y ciertos escritores a lo Lombroso, por servilismo profesional o por ignorancia, tomaban por oro de ley, habían facilitado la difusión de la estúpida leyenda» (Malatesta, p. 29).

La verdad es que Malatesta no era un partidario de la resistencia pasiva y de la no violencia, pese a la estima que sentía por Tolstoi, ni tampoco un partidario de la violencia destructora e indiscriminada, de los atentados y las bombas arrojadas alegremente contra justos y pecadores. Aun sin haber leído ninguno de los textos que consagró en diversas ocasiones al problema de la violencia, podríamos asegurarlo a partir de un conocimiento básico de su carácter moral y de su ideario general.




Su posición a este respecto, se acercaba quizás más que a la de ninguno de los grandes teóricos del anarquismo, a la de Kropotkin.