Respetable Vladimir Illich:
Ha
aparecido la noticia, en los diarios Izvestia y Pravda, que da a conocer la decisión
del gobierno soviético de tomar como rehenes a algunos miembros de los grupos
de Savinkov y Cherkov del partido socialdemócrata, del centro táctico
nacionalista de los guardias blancos, y a oficiales de Wrangel, para que, en caso
de que sea cometido un intento de asesinato contra los líderes de los soviets,
sean exterminados sin piedad tales rehenes.
¿Es que
realmente no hay nadie cerca de usted que recuerde a sus camaradas y les
persuada de que tales medidas representan un retorno al peor periodo de la Edad
Media y de las guerras religiosas, y es totalmente decepcionante de gente que
se ha echado a cuestas la creación de la sociedad en consonancia con los
principios comunistas? Cualquier persona que ame el futuro del comunismo no
puede lanzarse a lograrlo con tales medidas.
¿Es
posible que nadie le haya explicado lo que realmente es un rehén? Un rehén es
aprisionado no por castigo a algún crimen. Es detenido para chantajear al
enemigo con su muerte. Si ustedes
matan a uno de los nuestros, nosotros mataremos a uno de los suyos. Pero,
¿no es ésto la misma cosa que conducir al prisionero cada manana hasta el
cadalso y regresarlo a la celda, diciéndole: Espera
un poco más, todavía no?
¿Y no
comprenden sus camaradas que ésto es equivalente a una restauración de la
tortura para los rehenes y sus familias?
Espero
que nadie me diga que la gente en el poder se interesa tan poco por las vidas.
Hoy en día aún entre los reyes hay algunas personas que contemplan la
posibilidad del asesinato como una ocupación
azarosa. Y los revolucionarios, por su lado, asumen la responsabilidad de
defenderse a sí mismos ante las Cortes que atentan contra su vida. Luisa Michel
eligió este camino. O rechazan el juicio y son perseguidos, como Malatesta y
Voltairine de Cleyre.
Aún los
reyes y los papas han rechazado tan bárbaro método de autodefensa como lo es el
de tomar rehenes. ¡Cómo pueden los apóstoles de una nueva vida, y los
arquitectos de un nuevo orden social dotarse de tales medios de defensa contra
sus enemigos! ¿Tendrá que considerarse ésto como un signo de que ustedes
consideran su experimento comunista fallido y que no están salvando tanto a ese
sistema tan querido para ustedes, sino salvándose ustedes mismos? ¿No se dan
cuenta sus camaradas de que ustedes, comunistas, a pesar de los errores que
hayan cometido están trabajando para el futuro, y que por lo mismo, no debían
realizar su trabajo en forma tan cercana a lo que fue el terror primitivo?
Ustedes deberían saber que precisamente estos actos, realizados por
revolucionarios en el pasado, han hecho de las nuevas realizaciones comunistas
algo tan difícil de lograr.
Pienso que deben tomar en cuenta que el futuro del comunismo es más precioso que sus propias vidas. Y me alegraría que con sus reflexiones renuncien a este tipo de medidas.
Con
todo y estas muy serias deficiencias, la revolución de Octubre ha traído un
enorme progreso. Ha demostrado que la revolución social no es imposible, cosa
que la gente de Europa Occidental ya había empezado a pensar, y que, a pesar de
sus defectos está trayendo algún progreso en dirección a la igualdad.
¿Por
qué entonces golpear a la revolución empujándola a un camino que la lleva a su
destrucción, sobre todo por defectos que no son inherentes al socialismo o al
comunismo, sino que representa la sobrevivencia del viejo orden y de los
antiguos efectos destructivos de la omnívora autoridad ilimitada?
Con
camaradería y afecto.
Piotr Kropotkin
Dmitrov, 21 de diciembre de 1920
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