Aunque los trabajadores de la limpieza de Madrid han ratificado en asamblea el acuerdo al que llegaron anoche sus representantes sindicales con la patronal, la huelga, en realidad no habrá concluido. En torno a ella se va a montar una gran campaña de propaganda. La derecha va a intentar crear el espejismo de que la huelga ha fracasado, y ciertos sectores de una izquierda falsamente radical que busca permanentemente mantener la tensión, siempre que los que expongan sus puestos de trabajo y sus salarios sean otros, también intentarán presentarla como una traición de los sindicatos a los trabajadores.
Ana Botella, derrotada por los huelguistas |
La huelga de
barrenderos de Madrid ha sido un hito muy importante. La agresión de la que
iban a ser víctimas estos 6.000 trabajadores estaba plenamente amparada por la
ley. Las empresas no tenían obligación de negociar nada con ellos, y
simplemente, podían haber esperado al lunes para empezar a despedir a 1.134
trabajadores y bajar el salario al resto hasta un 43 por ciento. Es decir, los
trabajadores —los barrenderos de Madrid y el resto— están inermes contra las
decisiones de sus patronos, les afecten o no, y esto es así como consecuencia
de de una serie de reformas laborales que tienen su guinda en la última
realizada por el gobierno actual, y cuyo objetivo es eliminar todas las garantías
que amparaban a los trabajadores frente a decisiones unilaterales y lesivas de
los patronos, así como restar poder a la negociación colectiva y colocar el
poder efectivo en el ámbito laboral del lado de la patronal, sin equilibrio
alguno.