Dones i
conflictes armats
22 de març - Un verano kurdo: historias de resistencia al Isis,
a la ocupación y al exilio
18 d'abril - Partisanas: la mujer en la resistencia armada
contra el fascismo y la ocupación alemana (1936-1945)
Amics de les Arts i Joventuts Musicals
Carrer Sant Pere, 46, primera planta - Terrassa
Organitzen: Grup d'Opinió d'Amics de les Arts & Rudes Rebels
22 de març, a
les 19:00h
Presentació
del llibre de Zekine Türkeri
Un verano kurdo: historias de resistencia al
Isis, a la ocupación y al exilio
a càrrec
d'integrants d'Azadî - Plataforma de Solidaritat amb el Poble Kurd i de
l'editorial Descontrol
Un verano kurdo
Kurdistán
está dividido entre cuatro diferentes estados. En esa dispersión, los kurdos de
Turquía, Irán, Irak y Siria jamás han encontrado respaldo a sus reclamaciones.
Por añadidura el crecimiento del ISIS en estos últimos países en los últimos
años ha puesto en la diana a este pueblo. Para el Estado Islámico son enemigos
prioritarios y lo han demostrado con una guerra destructora que pretende
literalmente eliminarlos de la faz de la Tierra.
La
periodista kurda Zekine Turkeri decidió pasar un verano en ambas zonas de su
Kurdistán, el sirio y el iraquí, precisamente en el peor momento de la ofensiva
del terror, cuando el ISIS atacaba más duramente a los rebeldes kurdos. En sus
frentes conoció a muchos combatientes, especialmente mujeres, dispuestas a
dejarse la vida para frenar a los milicianos del Estado Islámico. Este libro es
la memoria viva de esas personas que decidieron dejar atrás todo por defender a
su pueblo y, en su pelea por el feminismo, la igualdad y el laicismo, defender
también nuestro estilo de vida.
Un
verano kurdo está repleto de personajes inolvidables. Para el que esto escribe
entre ellos destaca Ararat, la francotiradora buena. Esta guerrillera, como
otras muchas de estas luchadores kurdas, guarda apartada una bala por si es
acorralada por los yihadistas. En verdad conserva dos: una para acabar con su
vida, y otra para hacer el mismo favor a alguna compañera.
Zekine
es una mujer que sueña en kurdo pero que raramente ha podido hablar en el
idioma de sus padres. Ha escrito un relato tremendamente personal que describe,
como decíamos, a unos cuantos personajes femeninos que viven en el más machista
de los mundos, como la tiradora Ararat o como Deniz, que ha visto morir en la
lucha a sus dos hermanas, o como esa mujer yezidí sin nombre que mientra lava
sin apenas agua a su embarrado hijo no para de exclamar: "Ojalá mi madre
me hubiese parido cordero, están mejor que nosotros".
Estas
mujeres viven y mueren defendiendo su tierra, pero también una sociedad laica
en la que la mujer pueda tener un papel protagonista. Precisamente su laicismo
y su feminismo les ha granjeado el odio furibundo del ISIS, pero también la
enemistad de los principales actores en el conflicto de Oriente Próximo. Sirva
como aviso para el lector el hecho de que la palabra morir no es una hipérbole:
varias de las protagonistas de estas narraciones cayeron en el frente en ese
mismo verano.
Dice
un proverbio nacional que los kurdos no tienen más amigos que las montañas.
Este libro muestra la soledad de estos guerrilleros, pero también su entrega y
coraje. Lo explica la misma Turkeri en el prólogo: "Debo advertir que un
kurdo no elige, intenta vivir lo que le ha tocado. Así que, como pocas veces
nos toca elegir, yo esta vez aproveché la ocasión para eliminar buena parte de la
tristeza, y elegí más bien contar la parte que tenía una dosis de resistencia,
en un sentido amplio. Preferí contar una realidad en la que, a pesar de todo,
hay espacio para el humor y la alegría: parte fundamental de la resistencia del
pueblo kurdo, de nuestra identidad. Reímos para sobrevivir". Estamos,
pues, ante un libro que busca el optimismo, sea en el campo de refugiados de
Mahmur cercado por el ISIS, en Qandil con las fuerzas del PKK o cerca del monte
Sinyar con las partisanas del YPG.
En
nuestras manos está la posibilidad de evitar que todos los sueños de las
combativas mujeres retratadas en este libro no sean como hasta ahora sólo
pesadillas. Y que ellas mismas puedan ser gérmenes de un nuevo Oriente Próximo
y no sólo abono para esas montañas que tanto aman. Como una vez lo fue Madrid,
Kurdistán es ahora el rompeolas de todas las naciones.
Óscar
Menéndez
18 d'abril, a
les 19:00h
Presentació
del llibre d'Ingrid Strobl
Partisanas: la mujer en la
resistencia armada contra el fascismo y la ocupación alemana (1936-1945)
a càrrec de Dolors
Marín i d'integrants de l'editorial Virus
La memoria de las
partisanas
Dice
mi tocayo Julián Casanova que un hombre de sexta o séptima fila consigue entrar
en las páginas de la historia, pero una mujer, salvo de excepcional primera
fila, no lo consigue. No puede ser más acertada la frase. Incluso remarcando
esa parte de "excepcional primera fila", porque muchas mujeres que eran de
primera fila hoy es casi imposible saber quiénes fueron. Me vienen muchos
nombres a la cabeza: Teresa Claramunt, Soledad Gustavo, Beatrice Webb, Emma
Goldman, Harriet Taylor, etc. Sin embargo hoy muy pocas son recordadas.
De
todos modos este texto no quiere hablar de esas mujeres que por cuestiones
específicas han pasado a la historia, sino de los millones de mujeres anónimas
que no lo consiguieron. Hace unas semanas la editorial Virus reeditó un texto
que ya había visto la luz por la misma editorial en 1996: Partisanas. La mujer
en la resistencia armada contra el fascismo y la ocupación alemana (1936-1945)
de la periodista austriaca Ingrid Strobl. Un acierto editorial, sin duda.
Strobl
es periodista, historiadora y cineasta. Si nos damos una vuelta por la red de
redes reparamos en la gran cantidad de trabajos que ha realizado. Este libro la
convirtió hace ya 20 años en una de las pocas personas que ha rescatado una
historia oculta. La Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial son dos
acontecimientos que han contado con multitud de libros. Libros sobre cuestiones
militares, cuestiones políticas, cuestiones económicas, cuestiones culturales,
de la vida diaria, etc. Y aunque algunas de ellas tratan el tema de la mujer en
la guerra, ninguna lo hace de forma monográfica. Strobl lo hizo. Y lo hizo con
nota.
El
libro hace un repaso a la lucha de la mujer contra el fascismo y el nazismo.
Primero en Europa occidental, donde aborda la participación de la mujer en la
lucha contra el golpe militar de Franco en julio de 1936, entre las tropas de
Iosif Broz Tito en Yugoslavia, en los
Países Bajos y en Francia. Luego trata la parte de la Europa del Este y del
papel de las mujeres judías en la resistencia contra la invasión nazi. Habla de
algunos nombres propios en todos los casos. Pero en realidad es un trabajo de
colectivo.
Habría
que destacar algunas cuestiones en este ya clásico libro de Strobl. A la
periodista austriaca no se le pasa por alto la importancia de las mujeres en
España contra el golpe de Estado. El golpe de Estado de julio de 1936 fracasó.
Y fracasó porque en España existía un poderoso movimiento obrero organizado que
se le opuso. Y ese movimiento obrero lo componían hombres y mujeres. Nadie dudó
en tomar las armas para frenar el golpe de los militares insurrectos. Esa misma
visión se dio en toda Europa cuando Hitler promovió su política expansiva y en
septiembre de 1939 daba comienzo la Segunda Guerra Mundial.
Me
gustaría remarcar un aspecto del libro que, cuando lo leí hace ya casi 20 años,
hizo que me llamara la atención por encima del resto: el trabajo que Strobl
había hecho al rescatar el papel de las mujeres judías en el Este europeo. Y
sobre todo en algunas zonas como Varsovia o Bialystok. Para quien conozca un
poco la historia de la Segunda Guerra Mundial sabrá que esas ciudades quedaron
prácticamente devastadas tras la guerra. Varsovia fue una ciudad destruida. Se
estima que el 87% de la ciudad era ruinas tras la guerra. En el caso de
Bialystok, la ciudad pasó de manos alemanas a manos soviéticas, hasta la
ocupación por parte de los nazis y el exterminio de la casi totalidad de su
población. Bialystok siempre fue una ciudad revolucionaria. A inicios del siglo
XX la fuerza del movimiento anarquista era palpable. Incluso el soviet de
Bialystok fue de mayoría anarquista. La represión contra ellos fue implacable.
Pero Bialystok era una ciudad mayoritariamente judía. Blanco fácil cuando los
nazis la ocuparon. La ciudad fue protagonista, junto con Varsovia, del
levantamiento de su gueto. Las mujeres de Bialystok estuvieron a la altura de
la lucha. Nunca se rindieron. Y el resultado fue devastador. Lo mismo que en
Varsovia. Lo mismo que en Cracovia. Lo mismo que en Minsk.
Sin
embargo hay una cuestión que Strobl no aborda. El periodo que se abre en Europa
en 1936 y que se cierra en 1945 (Guerra Civil española y Segunda Guerra
Mundial) tuvo resultados diferentes. En Europa el fascismo fue vencido. Las
potencias nazis y fascistas fueron derrotadas. La participación de la mujer en
esas derrotas es fundamental. Y a partir de 1945 les tocó trabajar para ir
conquistando derechos. Sin embargo en España la cosa fue distinta. El
franquismo se alzó con la victoria. El modelo que impuso era diametralmente
opuesto al que defendían las mujeres que cita Strobl. El nacional-catolicismo
hizo retroceder la sociedad. Y quienes más salieron afectadas fueron las
mujeres. La represión sobre todos los aspectos de la vida, sobre todas las
conquistas alcanzadas en los años precedentes, generó una ruptura generacional.
La Ley del Divorcio y la Ley del Aborto fueron abolidas. La libertad sexual fue
reprimida y perseguida. La larga dictadura que sufrió España la sumió en un
retroceso cuyas consecuencias aún notamos hoy.
La
nueva edición del libro que nos facilita Virus viene enriquecida. No solo con
prólogos y palabras actuales de Strobl sino con un epílogo de la historiadora
Dolors Marín que aborda el papel de las mujeres anarquistas en la Guerra Civil.
Es
un buen momento para recuperar estos antecedentes. Un libro que forma parte de
la necesaria recuperación de la memoria histórica del feminismo.
Julián
Vadillo Muñoz
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