En el 75º
aniversario del fusilamiento de Joan Peiró
La forja de un revolucionario
Joan Peiró nació el 18 de febrero de 1887 en Sants (Barcelona). Comenzó a trabajar, aún niño, en un horno de vidrio de La Bordeta. Posteriormente, y siempre en el mismo sector, trabajó en Poble Nou y en Badalona. En 1907 se casó con Mercè Olives, obrera textil, y tuvieron cinco hijos.
Él mismo sitúa su iniciación sindical
en 1906. La década siguiente asumió importantes responsabilidades: secretario
general de la federación local de sindicatos de Badalona (1915-1916),
secretario general de la Federación Española de Vidrieros y Cristaleros
(1916-1920), director de La Colmena Obrera (órgano de los sindicatos
badaloneses) y de El Vidrio (portavoz de los vidrieros federados).
Influenciado por el sindicalismo revolucionario francés (la Carta de Amiens y la CGT), mantuvo contactos con activistas de la CNT, pero no se vinculó hasta 1918, después del Congreso de Sants, donde fue elegido miembro de la comisión redactora de los estatutos de la CNT catalana.[1]
Los difíciles años veinte
En 1920, Peiró se trasladó de
Badalona a Barcelona y durante tres meses vivió exclusivamente dedicado a la
organización. El mismo año sufrió dos atentados, fue detenido y pasó por las
prisiones de Soria y Vitoria.
En 1922 asumió la Secretaría General
de la CNT y durante su gestión se celebró la Conferencia de Zaragoza, de la que
destacaremos la propuesta de referéndum entre los sindicatos para decidir la
permanencia o salida de la CNT de la Internacional Sindical Roja (ISR) y su
adscripción a la reconstruida Asociación Internacional de los Trabajadores
(AIT). Y la aprobación de un dictamen elaborado por Peiró y firmado también por
Seguí, Pestaña y Viadiu, conocido como la moción política de Zaragoza, en el
que se proclamaba la total implicación de la CNT en «los problemas morales, económicos,
sociales y políticos» de la clase trabajadora. La CNT se definía como «un organismo netamente
revolucionario... a la vez integral y absolutamente político puesto que su
misión es la de conquistar sus derechos de revisión y fiscalización de todos
los valores evolutivos de la vida nacional y... ejercer la acción determinante
por medio de la coacción derivada de los dispositivos y manifestaciones de
fuerza de la CNT».[2]
En agosto de 1922, Peiró se
estableció en Mataró. En 1925 dirigió la constitución de la Cooperativa del
Vidrio, que anteriormente había intentado organizar con un régimen
cooperativista mixto.[3]
Fábrica Cooperativa del Vidrio de Mataró.
Joan Peiró es el primer trabajador que parece en la izquierda de la foto.
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El golpe de Estado de Primo de Rivera
situó a la CNT en la clandestinidad. Peiró fue enviado a prisión en 1925, 1927
y 1928 y fue nombrado nuevamente secretario del Comité Nacional de la CNT entre
1928 y 1929.
Durante esta etapa se elaboraron
algunos de los elementos claves de su pensamiento sindical, social y político:
los sindicatos eran organismos de clase; el anarquismo no podía regular el
funcionamiento de la CNT; era necesaria una transformación de la Confederación,
«de la que sólo queden en pie la substancialidad de los principios y
procedimientos del sindicalismo revolucionario»; el sindicalismo había de
basarse en la defensa de los intereses de los trabajadores y en el
establecimiento de la solidaridad de clase y constituía «la fuerza que derribe a la sociedad
capitalista y el medio por el cual se articulará el mecanismo de la producción».
Para no caer ni en el reformismo ni el corporativismo era necesaria la
influencia, sin imposición, del anarquismo: «queremos la anarquización del
sindicalismo y de las multitudes proletarias, pero mediante el previo
consentimiento voluntario de éstas y manteniendo la independencia de la
personalidad colectiva del sindicalismo».[4]
Se opuso a la legalización de los sindicatos
confederales mediante la aceptación de los jurados mixtos, oponiéndose a
«cuanto significara reformismo» y para «evitar el olvido completo de los
principios y normas de la CNT... con vistas al mañana». Esta postura le llevó a
una fuerte crítica de la actuación colaboracionista de la UGT y un duro ataque
a Pestaña, con el que compartía otras posiciones, que provocó la dimisión del
Comité Nacional de la CNT y frustró cualquier maniobra de aceptación de los
comités paritarios de la dictadura.
República y escisión
Peiró mantuvo contactos con las
fuerzas opositoras a la dictadura y a la monarquía. En 1930 firmó el manifiesto
de «Inteligencia Republicana», pero un alud de críticas internas le lleva a
retirarla e incluso a plantearse su retirada de la vida pública. El mismo año
fue nombrado, por un pleno de sindicatos, director de Solidaridad Obrera.[5]
Desde diferentes publicaciones (Despertad, Acción, Mañana, Solidaridad Obrera) defendió la
estructuración de los sindicatos en federaciones de industria: en el presente,
para enfrentarse en mejores condiciones a la concentración industrial y a las
organizaciones patronales; en el futuro, las federaciones se responsabilizarían
de las complejas tareas de la producción en la revolución social.
En el Congreso Extraordinario de la
CNT (Madrid, junio de 1931) se consiguió un apoyo masivo a las federaciones de
industria frente a las tesis de quienes defendían modelos organizativos
únicamente territoriales.
En agosto de 1931, Peiró firmó junto
a otros 29 destacados militantes de la CNT (Pestaña, López, Gibanel, Alfarache,
Piñón...) el «Manifiesto Trentista». En él se hacía una descripción de la
situación económica y social a la que se califica de «honda tragedia colectiva»
y se acusaba al gobierno republicano de haberse «colocado en situación contemplativa
cuando se ha tratado de mermar privilegios, de destruir injusticias...»; para,
posteriormente, criticar una visión minoritaria, simplista y espontánea de la
revolución, reclamarse «revolucionarios, sí; pero no cultivadores del mito de la
revolución», «...la
Confederación es una organización revolucionaria, no una organización que
cultiva la algarada, el motín... el culto de la violencia, de la revolución por
la revolución».[6]
En el pleno de la CNT catalana
(Sabadell, abril de 1932) se provocó la salida de los sindicatos sabadellenses
de la CNT, la dimisión de Pestaña del Comité Nacional y la de Mira como
secretario del Comité Regional. A finales de 1932 se constituyó la Federación
Sindicalista Libertaria y durante 1933 se fueron añadiendo a esta escisión los
llamados sindicatos de oposición. Peiró participó en este proceso, pero nunca en
responsabilidades destacadas y siempre buscando puntos de retorno. Sus
principales actividades se centraron en sus escritos en Cultura Libertaria y
Sindicalismo y en su dedicación a la cooperativa del vidrio de Mataró. En 1935,
formuló una serie de condiciones mínimas para la reunificación.[7]
Ésta se produjo en 1936.
Revolución y guerra: de la cooperativa al ministerio
En julio de 1936 asumió una
vicepresidencia del Comité Antifascista de Mataró. Entre agosto y octubre
denunció en diversos medios (Solidaridad
Obrera, Llibertat) la
irresponsabilidad de los grupos incontrolados y sus prácticas que deshonraban
la Revolución.[8]
También expuso sus opiniones sobre la
necesidad de un esfuerzo económico de guerra basado en el control sindical de
la producción y en la eficiencia del proletariado; de un mando único (sin
discriminación de los diferentes sectores ideológicos de las milicias) y de la
«profesionalización» de la guerra; y de la entrada de la CNT y de la FAI en los
gobiernos de Catalunya y de España, para evitar actuaciones contrarias a los
intereses futuros de la clase obrera y para afirmar la posición de la CNT y su
papel en el triunfo sobre la sublevación militar. Igualmente, planteó una
República Social Federal como forma de gobierno para la etapa posterior a la
guerra.[9]
Fue uno de los cuatro ministros de la
CNT (junto a García Oliver, Montseny y López) en el Gobierno de Largo
Caballero. Desde el Ministerio de Industria ideó un decreto de incautaciones y
de intervención en la industria y la minería. No se trataba de una nacionalización,
el gobierno republicano colaboraba en la gestión que era responsabilidad de las
organizaciones sindicales y respetaba los procesos de colectivización. También proyectó
la creación de un banco de crédito industrial que redistribuyese los beneficios
de determinadas empresas para cubrir déficits de empresas necesarias y nuevas
inversiones. La oposición sistemática de Negrín, ministro de Hacienda, retrasó sus
proyectos o los dejó reducidos a determinados sectores (textil, minas de
Puertollano y Peñarroya).
La crisis de mayo de 1937 en
Catalunya provocó la salida de la CNT de los gobiernos de la Generalitat y la
República. Peiró retornó a su trabajo, dio conferencias sobre su actividad
gubernamental[10] y
publicó una serie de duros artículos contra el PSUC y el PCE a los que acusaba
de la persecución del POUM y de ampararse en la unidad antifascista para
extender su influencia. En agosto, se hizo cargo de la dirección del Catalunya,
vespertino en catalán de la CNT.
En abril de 1938, la CNT entró de
nuevo en el gobierno republicano y fue nombrado comisario general de Energía
Eléctrica. En aquella época, Peiró preparaba un libro sobre la más adecuada
gestión de los recursos económicos de España. Sus artículos recogen la crítica
a las nacionalizaciones de las empresas, excepto algunas de carácter estratégico,
y su defensa de las colectivizaciones como forma de que los trabajadores
realizaran las tareas de gestión y dirección de la producción.[11]
En los últimos meses de la guerra, sus
escritos combatían el derrotismo y alertaban sobre el quintacolumnismo e
iniciaban a una revisión del anarcosindicalismo desde la reciente experiencia
de la revolución y la guerra.[12]
Exilio, detención y entrega al régimen franquista por la Gestapo
Atravesó la frontera francesa el 5 de
febrero de 1939, acompañado de su hijo Josep. Tras unos días de detención y una
corta estancia en Perpinyà, se reencontró con el resto de su familia en
Narbona. Posteriormente se trasladó a París para representar a la CNT en la
Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles (JARE). La función de Peiró fue la de
sacar de los campos de concentración franceses a refugiados de la CNT,
auxiliarlos y procurarles el viaje a México.
A pesar de que era consciente de que
la invasión nazi impediría nuevas partidas, no tomó el último avión hacía
México y permaneció en Francia para no abandonar ni a los exiliados ni a su
familia.
En la huida de París hacia Narbona fue
detenido por las tropas alemanas y conducido de nuevo a la capital. La policía
francesa, para evitar su caída en manos de la Gestapo, le entregó una orden de
expulsión del país. Fue detenido nuevamente, entregado a las tropas nazis, y
trasladado a Tréveris (Renania).[13]
En enero de 1941, el Ministerio de
Asuntos Exteriores franquista, dirigido por Serrano Súñer, inició los trámites
de extradición. El 19 de febrero, Peiró fue entregado a las autoridades
franquistas en Irún. Como en otros casos, se trataba de una simple entrega de
indeseables entre dos regímenes aliados.[14]
Consejo de guerra y fusilamiento
Peiró pasó primero por la Dirección General
de Seguridad de Madrid, donde fue sometido a interrogatorios y malos tratos. Su
primera exculpación, basada en su oposición a las brigadas de control y su
defensa de determinadas personas ante los consejos de tribunales revolucionarios,
fue confirmada por la policía de Barcelona. No obstante, el delegado de
información de FET y de las JONS de Mataró le acusó por omisión de crímenes y
robos.
El proceso fue aplazado de manera
excepcional, no acostumbraban a pasar más de dos meses entre la entrega y la
sentencia condenatoria. Fue trasladado, en abril de 1941 a Valencia. Hasta diciembre
no se abrió el proceso sumarial. Esta tardanza parece que tuvo relación directa
con los intentos de una parte del régimen de convencerlo para que asumiera la dirección
de los sindicatos franquistas. Su negativa aceleró el proceso. El fiscal formuló
sus acusaciones en mayo de 1942, el defensor militar de oficio fue nombrado en
junio y el 21 de julio se pronunció sentencia.
En el juicio militar, declararon a favor
de Peiró una serie de personas vinculadas a los vencedores. De nada sirvieron,
la Falange de Mataró aumentó el tono de las acusaciones y el fiscal incluso le
hizo responsable de la Semana Trágica de 1909. La sentencia fue pena de muerte
y no tramitación expresa de propuesta de conmutación. El 24 de julio, Peiró
—junto a otros seis cenetistas— fue fusilado en el campo de tiro de Paterna.[15]
75 aniversario
En 1989, por expreso deseo de su
familia y después de múltiples gestiones, los restos mortales de Joan Peiró
fueron trasladados al cementerio viejo de Mataró, donde reposan junto a los de su
compañera. Desde entonces, cada 24 de julio, la CGT, otras organizaciones
sindicales, ciudadanas y políticas y muchas personas participan en el acto de homenaje
en dicho cementerio.
Este año, con motivo del 75
aniversario, se ha constituido una comisión ciudadana en Mataró que organiza
todo una serie de actos, conferencias, espectáculos y reconocimientos diversos.[16]
En paralelo, en Sants y Badalona, sus
respectivas comisiones de memoria histórica, organizarán también eventos en
recuerdo de Peiró. La Fundación Salvador Seguí participa activamente en todas
estas iniciativas.
Emili Cortavitarte
Carral
Publicado en Rojo y Negro, julio-agosto de 2017
Notas:
[1]Gabriel, Pere: Joan Peiró. Escrits 1917-1939, Edicions 62 (Barcelona, 1975), pp.
7-12.
[2] Buenacasa, Manuel: El movimiento obrero español 1886-1926,
Ediciones Júcar (Madrid, 1977), pp. 83-90.
[3] Colomer, Margarida: Cooperativisme i moviment obrer; Editorial
Alta Fulla (Barcelona, 1986).
[4] Trayectoria
de la Confederación Nacional del Trabajo, editado en Mataró en 1925.
También, en Gabriel, P.; pp 17-18 y 63-109.
[5] Tavera, Susanna: Solidaridad Obrera (1915-1939),
Diputació de Barcelona (Barcelona, 1992), pp 50-57.
[6] Vega, Eulàlia: El trentisme a Catalunya, Curial (Barcelona, 1980), pp 255-260.
[7] Vega, Eulàlia: Entre revolució i reforma. La CNT a Catalunya (1930- 1936), Pagès
Editors (Lleida, 2004).
[8] Peiró, Joan: Perill a la reraguarda, Editorial Alta Fulla (Barcelona, 1987).
[9] Gabriel, P., pp. 27-28 y 495-514.
[10] Se publicó un folleto con el título De la fábrica de vidrio de Mataró al Ministerio
de Industria, Ediciones
de la Comisión de Propaganda y prensa del Comité Nacional de la CNT, (Valencia,
1937) .
[11] Gabriel, P., pp. 30-32 y 515-559.
[12] Problemas
y cintarazos, su última producción, se imprimió en Rennes en 1946.
[13] Peiró Olives, José: Juan Peiró, teórico y militante del
anarcosindicalismo español, Foil (Barcelona, 1978), pp. 79-97.
[14] Balcells, A., pp. 215-220.
[15] Balcells, A., pp. 220-251.
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